“Es que no me soporto… una parte de mí quiere calmarse, dormir tranquila, dejar de darle vueltas… y la otra está con el run-run constante, como si me arrastrara otra vez a pensar en lo mismo.”.
¿Te suena?
Cuando estás inquieta después de una ruptura, aparece una dualidad interna que casi nunca ves con claridad: hay una parte de ti que quiere estar tranquila, y otra que se agita y quiere seguir dándole vueltas a lo que pasó.
No es que estés “loca” ni que tengas un problema raro. Todas las personas funcionamos así: tenemos diferentes partes internas que a veces colaboran… y otras veces parecen enfrentadas.
En tu caso, cuando atraviesas una ruptura, esas partes pueden entrar en una especie de pelea. Una quiere descansar, dejar de pensar y pasar página; la otra insiste en recordarte cada detalle, en buscar explicaciones, en revivir conversaciones una y otra vez.
La parte que insiste suele “ganar la partida”, y por eso te cuesta tanto concentrarte, dormir o desconectar.
La buena noticia es que, cuando aceptas que esas dos partes existen, se abre un nuevo camino. Porque no se trata de eliminar una de ellas, sino de aprender a escucharlas, entender qué necesitan y acompañarlas de otra forma.
Ese es un primer paso hacia el autoconocimiento, la autoaceptación y, con ello, hacia una vida más tranquila y menos dominada por el run-run mental.
Ejercicio práctico: Tus dos partes en el papel
Este ejercicio, inspirado en la Terapia Gestalt, te ayudará a escuchar y dar forma a esas dos partes que se activan dentro de ti tras la ruptura.
- Busca un lugar tranquilo con tu libreta y un bolígrafo.
- Elige una primera hoja y escribe en la parte superior: “Soy la parte que…”. Por ejemplo: “Soy la parte que no para de dar vueltas a lo que ocurrió”.
- Preséntate como esa parte: descríbela brevemente, ponle un nombre si te ayuda a identificarla.
- Deja que salgan las frases que esa parte dice o piensa: “Necesito entender…”, “¿Qué hice mal?”, “No puedo parar”.
- Preséntate como esa parte: descríbela brevemente, ponle un nombre si te ayuda a identificarla.
- Después de unos minutos, pasa a otra hoja (o la cara siguiente de la libreta) y escribe: “Soy la parte que…”. Por ejemplo: “Soy la parte que quiere parar y descansar”.
- Haz lo mismo: descríbela, ponle un nombre si lo sientes, y escribe sus frases: “Quiero dejar esto atrás”, “Necesito cuidarme”, “Solo quiero paz”.
- Haz lo mismo: descríbela, ponle un nombre si lo sientes, y escribe sus frases: “Quiero dejar esto atrás”, “Necesito cuidarme”, “Solo quiero paz”.
- Cuando hayas terminado, coloca una mano en tu pecho y respira hondo varias veces. Permanece ahí unos instantes en silencio.
- Después, pregúntate:
- “¿Cómo me siento ahora?”
- “¿De qué me doy cuenta al leer y sentir a estas dos partes?”
- “¿Cómo me siento ahora?”
- Finalmente, escribe o dite a ti misma una frase que recoja e integre a ambas partes. Te doy algunas frases como ejemplos:
- “Acepto que en mí hay una parte que busca entender y otra que necesita descansar, y ambas son valiosas.”
- “Puedo escuchar a mis dos partes y darme permiso para cuidarlas.”
- “No necesito elegir entre una u otra, las dos forman parte de mí.”
- “Acepto que en mí hay una parte que busca entender y otra que necesita descansar, y ambas son valiosas.”
Este simple gesto puede ayudarte a dejar de luchar contra ti misma y empezar a acompañarte de una manera distinta. Es un primer paso para recuperar la calma, dormir mejor y volver a sentir que tienes energía para ti.
✨ Y si sientes que necesitas ayuda para avanzar tras esta ruptura y redescubrirte, puedes pedirme una entrevista informativa gratuita de 20 minutos por videollamada. Hablaremos de tu caso concreto y podremos valorar trabajar juntos para ayudarte.
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