Es posible que te sientas con baja autoestima y te falte seguridad en ti.
Quizás sueles compararte con los demás y, de esa comparación, salgas perdiendo. A partir de aquí, te percibes con poco valor y tu autoconfianza disminuye.
Voy a ver si soy capaz de ayudarte con este artículo, en el que te hablaré de la autoestima y al final te propondré ejercicios prácticos para ayudarte. Primero, me voy a centrar en explicarte y clarificar de qué va esto de la autoestima.
La autoestima desde la perspectiva humanista
La autoestima admite varias definiciones. Yo voy a hablar de la autoestima desde la perspectiva humanista. A mi modo de ver, la autoestima es una necesidad profunda del ser humano.
Las necesidades humanas
Las personas tenemos necesidades básicas que, si no se atienden, nos pueden llevar a la muerte. Digamos que son necesidades “necesarias”, valga la redundancia.
Estas son: comer, beber, orinar, defecar, respirar, etc. Podríamos decir que son necesidades fisiológicas.
A continuación, vendrían nuestras necesidades psicológicas, como la comunicación, el contacto y el afecto.
Para ilustrar el tema, me parece adecuado mencionar al psicólogo Abraham Maslow, quien organizó estas necesidades gráficamente en forma de pirámide para representar el orden de su importancia. Te dejo una imagen que vale más que mil palabras:
Relación entre necesidades y autoestima
Bueno, ¿y qué tiene que ver esto con la autoestima?
Ahora respondo a esta pregunta, pero antes hay que hacer una consideración importante. Los seres humanos adultos somos capaces y responsables de satisfacer nuestras necesidades. Esta es la perspectiva humanista, que considera al ser humano potencialmente preparado para ello.
Si un ser humano satisface sus necesidades en las áreas citadas, no merece la pena hablar de autoestima, pues esta sería una consecuencia lógica de lo anterior.
Sin embargo, este sería un planteamiento sencillo y esquemático, pues la vida de los seres humanos está condicionada y limitada en gran parte por las personas mismas. Cuando un límite es externo, no me puede generar sufrimiento; es así y lo acepto. Por ejemplo, si me encuentro ante una pared y quiero pasar al otro lado pero es muy alta, no hay sufrimiento posible: o busco una alternativa o lo acepto tal cual es.
Me voy por las ramas, lo sé, aunque son temas que están relacionados.
Siguiendo con la pirámide de las necesidades, es evidente que en nuestro primer mundo, las necesidades básicas, salvo desgraciadas excepciones, están cubiertas. Son las necesidades psicológicas las que más nos hacen sufrir. Las que más nos afectan a nuestra autoestima desde la perspectiva de que no somos capaces de satisfacerlas por diferentes razones.
Limitaciones al desarrollo natural
Y vuelvo a recordar, porque me parece muy importante, que el ser humano, desde la perspectiva humanista y la terapia Gestalt en particular, tiene la capacidad natural de satisfacer sus necesidades. Tiene el potencial para hacerlo.
Y no lo logra, y aparece el sufrimiento cuando, por la educación recibida de mamá y papá, la recibida en la escuela y las experiencias vitales, hemos “desaprendido”, hemos limitado nuestra capacidad natural. Más exactamente, podríamos decir que nos han limitado nuestra capacidad natural. Pero de nada sirve culpar al exterior de lo que nos pasa, porque no hemos de perder de vista que somos adultos, vivimos en el presente y conservamos nuestra capacidad de hacernos responsables de nosotros mismos y satisfacer nuestras necesidades.
En consecuencia, autoestima significa autorresponsabilidad y autocuidado.
Quiero detenerme en explicar las limitaciones a nuestro desarrollo natural que hemos recibido en nuestro crecimiento y que hoy forman parte de cada uno. Sé que puede resultar un poco tedioso, pero creo que es importante y lo explicaré de manera breve.
Digamos que la sociedad y mamá y papá, como sus primeros Representantes, imponen unas normas que transgreden unos límites sanos y se convierten en limitaciones que creemos “razonables”. Lo hacemos porque estas limitaciones tienen un mensaje implícito: “Para que te quiera, has de hacer, pensar o decir, en definitiva, ser de una determinada manera, no como eres.”
Evidentemente, este es un mensaje perverso pero común en la educación recibida, en mayor o menor medida, en función de la generación de que se trate.
El desarrollo del Ego y sus consecuencias
El niño o niña que recibe este mensaje, como cualquier ser humano, tiene la necesidad básica de sobrevivir. Su supervivencia no depende de él o ella, puesto que es inmaduro; depende de su entorno, en este caso, mamá y papá.
Por tanto, desarrolla una manera de ser, una personalidad (aunque no sea el término exactamente correcto), que se adapte a la que es necesaria para esa supervivencia, la que es aceptada y conveniente, y aparta su ser más auténtico.
A esta manera de ser se le ha llamado Ego.
Aquí pueden empezar los problemas de autoestima, pues las necesidades del ser auténtico no son las mismas que las del Ego y pueden entrar en contradicción.
Menuda chapa que te estoy pegando, disculpa. Espero que sigas ahí, porque pienso que es interesante entender la autoestima desde una perspectiva más profunda.
Así pues, crecemos y llegamos a la edad adulta divididos de alguna forma entre el Ego y el Ser. El Ego nos ha ayudado a sobrevivir; con él hemos cubierto gran parte de nuestras necesidades básicas, pero nos ha limitado en nuestro Ser por no mostrar, por no poder ser tal y como somos. Esto nos limita en nuestras necesidades psicológicas.
Dualidad entre el Ego y el Ser
De la misma manera que estamos divididos en Ego y Ser, nuestra autoestima también lo está.
Si le preguntáramos a nuestro Ego, diría que se siente valorado, se siente con la autoestima alta cuando tiene éxito, cuando posee cosas materiales, cuando las personas a su alrededor responden a sus demandas y se comportan como espera, por poner algunos ejemplos quizás extremos.
Si le preguntamos a nuestro Ser, nos respondería que se siente con la autoestima alta cuando está en paz, cuando es aceptado tal y como es, cuando contacta y comunica con personas de corazón a corazón, cuando da y recibe en equilibrio.
Así pues, el asunto de la autoestima tiene esta lectura, y descubrirla requiere de una disposición al aprendizaje que también viene de serie en la persona, en ti que estás leyendo este artículo o viendo el video.
Esta es la perspectiva del Crecimiento o desarrollo personal, aprender con la vida de nosotros mismos, de los demás y enriquecernos.
Aceptación y Autoconocimiento.
Centrémonos en algo más práctico en el tema de la autoestima que nos ocupa. Los primeros pasos hay que darlos para aceptarnos tal y como somos. Para ello, tenemos que conocernos. Ser conscientes de que tenemos una parte egoica y otra auténtica y poner atención en cómo es cada una.
Cuando tenemos baja autoestima, hay que ser conscientes de que nuestras necesidades psicológicas no están cubiertas satisfactoriamente. Nuestro Ego también es consciente de ello y va a poner en marcha sus recursos para satisfacerlas.
Su intención es sana, pero ¿dónde se equivoca? En dos puntos.
Uno es en la manera de satisfacer esas necesidades.
La forma egoica será de manera indirecta, de forma manipuladora. Por ejemplo, el prototipo de hombre seductor, quizás un poco pasado de moda, pero que ahora me viene a la cabeza. El típico que pasa de relación en relación sin una satisfacción plena. Necesita sentirse querido en una relación íntima, pero cuando tiene esa intimidad descubre que no puede vivirla.
Quizás en el pasado vivió la intimidad con rechazo y eso le limita en la actualidad. Él puede ser consciente o no de esta necesidad, pero su manera de satisfacerla es falsa.
Su Ego le impulsa a probar nuevas relaciones, a mentir seduciendo, vendiendo un amor que no puede dar. Relación tras relación, su autoestima se va dañando, pues es incapaz de vivir una relación íntima y satisfactoria. Su ego le calma y le proporciona una falsa necesidad y una falsa satisfacción, es como si le dijera: necesitas relacionarte con muchas mujeres, seducir, conquistar, fíjate que grande eres, las mujeres caen rendidas a tus pies. Se convierte en una estatua con pies de barro.
Otro ejemplo más extremo en esta línea sería el del hombre o mujer narcisista (un término hoy de moda utilizado de forma impropia) que no solo seduce sino que maltrata o abandona.
Esta persona mezcla amor y poder y utiliza este último para conseguir el primero.
La locura del Ego no tiene límites, aunque sus intenciones sean positivas.
He puesto un ejemplo que sirve igual para mujeres y lo puedes extrapolar al mundo profesional. Ahora pienso en el jugador de fútbol Cristiano Ronaldo y su ego desmedido por conseguir éxito y fama.
Ejercicio práctico para mejorar tu autoestima
Estos casos pueden ser extremos y no demasiado cercanos. Volvamos a ti que quizás te sientas con baja autoestima (seguramente algunas de tus necesidades no están cubiertas), te comparas, no te sientes suficiente y a partir de aquí se desencadenan una serie de pensamientos que te desvalorizan y te hacen perder la seguridad y la confianza en ti misma.
Te propongo un ejercicio para ayudarte a mejorar tu autoestima.
Toma una hoja de papel, a poder ser tamaño A3, y dibújate a ti misma. Utiliza colores, rotuladores, lo que te guste. Hazte un autorretrato de tu cuerpo desnudo, sin ropa. Una variación es dibujar el contorno de tu cuerpo a tamaño natural en papel de embalar de gran tamaño.
Guarda una serie de colores básicos para el interior de tu cuerpo. Con ellos, pintarás lo que sientes. Tomando como referencia lo que sientes contemplando tu autorretrato, pinta con colores tus brazos, manos, torso, abdomen, genitales y piernas en función de las sensaciones o emociones que puedan albergar.
Por ejemplo, puedes usar rojo en el corazón si sientes algo en esa zona del cuerpo y con una flecha indicar que en esa zona sientes, por ejemplo, vacío.
Una vez realizado esta parte del ejercicio con todo tu cuerpo, hazte la siguiente pregunta: «¿Qué necesita mi cuerpo?»
Escribe al lado de cada apunte anterior la respuesta en cada parte de tu cuerpo, a renglón seguido de tus sensaciones y emociones escritas.
Finaliza el ejercicio con otra pregunta que te propongo respondas por escrito en una libreta aparte: «¿De qué te das cuenta?»
Ejercicio con la pirámide de Maslow
Otro ejercicio que te propongo es el siguiente. Tomando la figura de la pirámide de las necesidades de Maslow impresa en un papel, escribe en una libreta cómo estás tú en cada uno de los peldaños. Es decir, si en la base están las necesidades básicas, concreta de qué forma están satisfechas en tu vida y escríbelas en la libreta.
Haz lo propio con cada uno de los peldaños y al final responde a la misma pregunta del ejercicio anterior: «¿De qué te das cuenta?»
Orientación personalizada
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Míralo aquí: Mejora tu autoestima